Tu embarazo

Cuando llega ese momento

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El momento llega: fecundaciĆ³n in vitro en Fertilab Barcelona

Acaba de sacar el bizcocho del horno. Entonces se percata de que se ha quemado un poco, por la parte de arriba. No es tan raro. Es la primera vez que se atreve con la reposterĆ­a. Al fin y al cabo, la vida es una sucesiĆ³n de primeras veces. Como la primera vez que sospecharon que algo no iba bien. Como la primera vez que acudieron a esa clĆ­nica. Como la primera vez que escucharon la palabra infertilidad. Como la primera vez.

Enseguida escoge el plato mĆ”s bonito de la vajilla. TodavĆ­a no lo han utilizado, ni siquiera cuando han tenido invitados en casa. Es de colores. Le saca una sonrisa. Le recuerda lo importante que es pintar los dĆ­as de ilusiĆ³n. Y entonces, sirve el bizcocho en el plato. Incluso se siente orgullosa del resultado. Solo se trataba de esforzarse. De intentarlo. De decir sĆ­ puedo. Como cuando decidieron dar el paso. Confiar en lo mĆ©dicos. Empezar un nuevo camino que ellos no se imaginaban. Porque no es lo mismo vivirlo desde fuera que en primera persona.

ĀæVirutas de chocolate negro o blanco? ĀæY si no le aƱade nada mĆ”s? ĀæY si trocea unas fresas? ĀæY unos arĆ”ndanos? Durante unos minutos, se hace mil preguntas. No sabe si asĆ­ le gustarĆ” o echarĆ” de menos algo mĆ”s. QuizĆ” estĆ” demasiado soso. O no. Igual es mejor dejarlo asĆ­. Al final, se deja llevar. Como todas esas veces en las que se ha sentido perdida. Durante este viaje, que empezĆ³ sin comprar billetes ni reservar alojamiento, ha descubierto lo importante que es confiar en ella. Y no culparse. Y comunicarse. Expresarse. Sincerarse. Ha aprendido a ir paso a paso. A no precipitarse. A pedir consejo. A ponerlo en prĆ”ctica. A superarse. Por cierto, piensa despuĆ©s, deberĆ­a hacer otro bizcocho para ellos, los mĆ©dicos. Por todo. Por tanto.

Entonces mira el reloj. Son casi las siete de la tarde. Ɖl estarĆ” a punto de volver a casa. De dejar sus cosas encima de la mesa y preguntarle cĆ³mo le ha ido el dĆ­a. Ella se asoma por la ventana. Hoy la paciencia no pone de su parte pero todo tiene un porquĆ©.  Los niƱos del vecino ya han estrenado las sandalias. Una chica pasea a su bebĆ© y parece que le habla, como si le entendiera. El barrio es un vaivĆ©n de historias anĆ³nimas. TambiĆ©n estĆ” la de ellos, que se ha ido escribiendo dĆ­a a dĆ­a.

De repente tiene muchas ganas de decir algo. ĀæY si le llama? ĀæY si le escribe un mensaje? Las palabras suben deprisa por la garganta pero aĆŗn tendrĆ”n que esperar un poco. Porque ella sale de la cocina y se va en busca de un Ć”lbum de fotografĆ­as. Y ahĆ­ estĆ”n todas. Todas las que se han hecho desde el primer dĆ­a del tratamiento. Cada maƱana se han retratado en el mismo lugar, en el dormitorio. Y ahora, despuĆ©s de todos estos meses, se da cuenta de que todo hubiera sido muy distinto si hubieran recorrido este camino por separado. Porque es algo de dos. De dos personas que se quieren y comparten un sueƱo.

Por fin escucha la puerta. Reconoce sus pasos. Es Ć©l. Se miran. Hoy podrĆ­a ser un viernes normal y corriente. Ɖl llegarĆ­a cansado despuĆ©s de toda la semana. Se le escaparĆ­an las mismas frases, ā€œha sido un dĆ­a duro, largo, te he echado de menosā€. Y ella, podrĆ­a responder con las suyas, ā€œme apetece ir al cine o quĆ© tal si pedimos algo para cenarā€. Pero el guiĆ³n se rompe. Como pasa muchas otras veces en la vida. Y de ahĆ­, surge algo mejor.

-Sabes – explica Ć©l-  esta maƱana no te he contado lo que he soƱado. Llegaba a casa y por fin me decĆ­as que estabas embarazada. ĀæTe lo puedes creer?

Ella sonrĆ­e. Se habĆ­a preparado este momento. Lo habĆ­a ensayado delante del espejo. Se habĆ­a escrito algunas palabras en la mano por si se quedaba en blanco. Pero se han borrado, por el sudor de los nervios. Y al final, tampoco han sido necesarias.

-Me lo creo porque es justo lo que te iba a decir ahora. Por fin vamos a ser papƔs.

Hay muchas maneras de contar la noticia. De vivir este viaje. De sentir las emociones. Seguro que guardƔis este momento para siempre. Hay muchas maneras de celebrar la vida a lo grande. Porque despuƩs de todo, es lo que os merecƩis. Eso y un poco de bizcocho reciƩn hecho. O un abrazo. Pero tambiƩn reciƩn hecho, quƩ menos.

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